sábado, 2 de noviembre de 2013
Presidente
En su alocución ante todo el país el presidente se acercó al micrófono, dijo: - "Lero, lero, candelero" y se retiró sin permitir preguntas. La opinión pública, analizando estas palabras encontró significados económicos, judiciales, sociales, culturales y hasta internacionales, y los periodistas extranjeros pasaron las duras y las maduras tratando de traducir ese discurso a diferentes idiomas sin causar malestar político. Al otro día, en uno de los hogares de aquel país, una mamá escuchó a su pequeño decir: "lero, lero, candelero" y en ese momento tuvo la certeza de que su hijo llegaría a ser presidente.
lunes, 28 de octubre de 2013
Distraído
Érase
un soldado distraído pero a quien una vez le encargaron una misión delicada: quedarse
cerca de la torre para proteger al rey de un ataque enemigo. Aguzó vista y oído
y repasó la misión: quedarse cerca de la torre para proteger al rey de un
ataque enemigo. A lo lejos percibió movimientos. Soldados enemigos. Preparó armas,
mientras un caballo negro sin jinete se acercaba con movimientos extraños. El
soldado avanzó un paso hacia adelante desafiante, con el gesto de: “nadie pasará
por aquí, el rey está bajo mi cuidado”.
La
torre se movió y pensó que estaba temblando. Miró el piso, pero ya era tarde. Solo
hasta ese momento recordó en qué clase de batalla estaba.
La
torre era enemiga. Alguien gritó “jaque mate” y todo terminó para el reino de
las blancas.
sábado, 26 de octubre de 2013
ERAN BUENOS
Los ladrones corrían como ladrones. Doblaron la esquina sin
mirar atrás. El grupo de policías les seguía los pasos y aunque sus uniformes
no eran cómodos para correr, tenían buen físico. El grupo de ladrones intentó
mezclarse con la multitud, pero eran tan veloces que no pasaron inadvertidos. Los
policías estaban bien entrenados. Les pisaban los talones. Ya se divisaba la
meta. Los ladrones se sentían ganadores. Pero en los últimos cien metros, aquel
grupo de policías se robó el trofeo. Cruzaron la línea y se llevaron las
medallas, todos los premios y los aplausos. Y desaparecieron. Se dejaron tentar
por el oro. Pero los ladrones, que eran buenos informantes, sabían dónde
se escondían aquellos corruptos. Los atraparon y recuperaron todo. Y recibieron
la millonaria recompensa. Esta vez, ganaron los buenos.
viernes, 25 de octubre de 2013
DORA LA FOTOCOPIADORA
La
fotocopiadora Dora con los años dejó de copiar con fidelidad.
Dejó de copiar y
empezó a crear.
Al principio se pensaba que eran manchas en el papel o líneas,
pero mirándolas con detenimiento eran obras de arte. Si el original era una
partitura, Dora componía una nueva melodía en el papel. Si era una imagen, Dora
dibujaba y pintaba. Si era un libro, Dora escribía. Si el papel se arrugaba,
Dora esculpía. Y aún si el original era una hoja en blanco Dora imaginaba y
algo se le ocurría.
Un día el técnico de fotocopiadoras la vio, le cambió el tóner,
y Dora quedó como nueva... como nueva... como nueva... como nueva...
NO ES MI MEJOR RELATO
El cálculo falló: la montaña era más grande de lo que
pensaba. El radar falló, el capitán falló y hasta el copiloto automático falló.
En el segundo decisivo, el paracaídas falló, pero la muerte no alcanzó a
agarrarlo: también falló y el hombre pudo vivir para contarlo. Pero no era su
mejor relato: no había riesgo, ni originalidad, ni estética ni calidad. Algo falló. Todo
falló. El corrector ortográfico también fayó. El contador de palabras falló. El
jurado del concurso falló, y su fallo fue inapelable: el abogado de los
lectores falló. Y el autor del microrrelato, recibiendo el premio, no entendía
por qué los aplausos y las felicitaciones, y las fotos y los contratos.
– “No es mi mejor relato”, solo atinó a decir. Pero justo en ese momento, el micrófono falló.
– “No es mi mejor relato”, solo atinó a decir. Pero justo en ese momento, el micrófono falló.
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